Carta a los lectores
por Pablo Cervera Barranco
Querida familia Magnificat:
Hoy de nuevo quería compartir con vosotros el precioso testimonio de una religiosa, en este caso salesa. Ello nos
lleva a agradecer la vocación de tantos hombres y mujeres que viven su vocación y misión en la Iglesia desde el
escondimiento:
«Para nuestra vida orante y contemplativa, Magnificat es también una ayuda valiosa, no solo cuando no se ha podido contar con suficiente tiempo para preparar la Eucaristía, sino también para alimentar y afianzar nuestra fe, nuestro ser en Cristo, peregrinando con toda la Iglesia, y en nuestra continua conversión a la Palabra de Dios, siendo testigos del evangelio. Aquí contamos con el ejemplo de los santos y el precioso testimonio de nuestros mártires, tan cercanos a nosotros como lo muestran los emocionantes relatos de su martirio, que nos
alientan en nuestra oblación cotidiana.
Y como la oración y la liturgia son esenciales en nuestra vida, la riqueza inagotable del Espíritu, que a veces encontramos en los distintos comentarios, escritos, meditaciones… iluminan el verdadero sentido de nuestra vocación y misión en la Iglesia; en definitiva, todo nos lleva al verdadero centro de nuestra vida, que para todos, pero muy especialmente para nosotras, es la Santa Misa, la Eucaristía de cada día; sin ella, bien se podría decir lo que algunas veces oímos: “¡Pero qué hacen esas monjas encerradas ahí entre rejas!” En el misterio Redentor, el Misterio
pascual, todo cobra sentido y vida; nuestro ser en Cristo como bautizados y nuestra consagración por la Iglesia, los sacerdotes y la salvación del mundo».
Vivamos cada uno nuestro puesto y misión en la Iglesia centrados en la Eucaristía, la oración y la liturgia.
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En Jesús y María,
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